CLAUDIA FERNANDEZ-SILVA PhD

El vestido como artefacto del diseño

El vestuario como identidad, del gesto personal al colectivo

Claudia Fernández-Silva 

Texto publicado en:

Fernández, C. (2013). De vestidos y cuerpos. Medellín: UPB.

Cuando al vestuario se le relaciona con el fenómeno moda entra en los turbios terrenos de la condena social, como bien sabemos a la moda se la sataniza y se le culpa de muchos vicios humanos ligados a su sed de cambio, ya que su leitmotiv es la novedad siempre ha de generar obsolescencia y como consecuencia insatisfacción para los sujetos y desechos para el planeta cuando la producción material del hombre no entra más en sus fugaces categorías estéticas.

Pero recordemos que el objeto vestimentario es solo la punta más visible del ritmo frenético de la moda, todos los objetos de Diseño al igual que las expresiones artísticas y los comportamientos, en últimas todas las dinámicas sociales están permeadas por ella, dado que su estrategia radica en crear un sistema de valores y distribuirlos a gran escala. En occidente y cada vez más fuera de él, la moda estructura la mayor parte de nuestra experiencia con los objetos, las personas y el mundo.

Existen sin embargo otros discursos que la reivindican como dinamizador de la vida social, aludiendo a su particular tendencia de volver lo sensible en significante como diría Barthes, lo cual la convierte en un complejo mecanismo comunicativo, mecanismo seductor y pasional. Pero estos enunciados son más erudiciones de algunos autores que una verdadera percepción de los hombres comunes en las sociedades, que aun la relacionan con la banalidad, la feminidad y la superficie.

Por tanto al analizar el papel de la moda en la sociedad o mejor, en una buena sociedad emerge un sentimiento de contradicción, si los objetos cualquiera sea su materialidad, son creados con el fin de hacer más amable nuestra relación con el mundo y los otros hombres o si el diseño, como afirmaba Richard Buchanan en el noveno Festival Internacional de la Imagen, debe ser un profesional humilde al servicio de la gente, nos preguntamos si esas bondades pueden también ligarse a la moda. La respuesta sin embargo está en la misma definición de los diseños y sus objetos de estudio, si el diseño industrial, visual o gráfico y la arquitectura estructuran sus miradas del mundo desde los objetos, las imágenes y los espacios, ¿cuál es el objeto al que se refiere la moda? ¿Cómo diseñar la moda para una mejor sociedad? ¿La moda se puede diseñar? ¿Los fenómenos sociales se pueden diseñar? Diríamos que no, los podemos leer y ofrecer respuestas de Diseño, lo cual es diferente. La moda se materializa en la vida cotidiana permitiéndonos examinar prácticas y estrategias desde el nivel de la experiencia individual y colectiva de las personas, de allí que exista un programa académico llamado Diseño de Vestuario. ¿Podemos hacer a través del vestuario una sociedad mejor? De seguro que si, el objeto más intimo con el que nos relacionamos nos determina de hecho como seres sociales. El mundo social es un mundo de cuerpos vestidos.

En esta ponencia indagaremos acerca del acto de vestirse como manifestación de nuestra naturaleza más intima, al mismo tiempo que declaración de comunión con otros, estudiaremos la ropa como agente que conforma y define nuestras identidades, revelando aspectos de nuestra historia personal y herencia cultural, mediada por una serie de imaginarios colectivos, la mayoría de ellos de orden mediático.

El acto de vestir en la sociedad

Cuando indagamos sobre la aparición del acto de vestir en la historia de la humanidad nos resulta común imaginar a los antepasados primitivos domando a las fieras, comiendo su carne y usando su piel para protegerse de un clima extremo y entorno adverso. Sin embargo, esta es tan solo una más de las variadas teorías sugeridas acerca de los orígenes del vestir, siendo incluso rebatida con la puesta en evidencia de comunidades humanas que habitan regiones con condiciones climáticas extremas y no hacen uso de prendas de vestir como protección o dicho de otra manera, la función de la ostentación, la distinción de clase, el oficio, la pertenencia y la exclusión entre otras, constituyen las múltiples razones de ser del vestido y en términos semióticos lo sitúan como signo, cuyo significante está ligado a infinitos significados determinados por el contexto y la cultura donde aparecen en escena.

Al vestirnos, preparamos nuestro cuerpo para el mundo social; por medio de la ropa que elegimos y su combinación creamos discursos sobre el cuerpo: aceptable, respetable, deseable, violento o abyecto. Nuestro modo de vestir denota indefectiblemente una toma de posición, tanto en un sentido de inclusión (a un grupo, una identificación con un género musical), de exclusión o diferenciación frente a un referente establecido (familia, compañeros de estudio, otros jóvenes del barrio). De esta manera, como artefactos culturales, el vestuario y los diferentes elementos de decorado corporal se convierten en vehículos de expresión, símbolos de identidad y declaraciones de una preferencia estética, nuestros cuerpos vestidos hablan y revelan una cantidad de información sin mediación de las palabras.

La imagen y la identidad

Caminar por la calle, recorrer lugares ajenos a la intimidad de la casa, trasladarse de un espacio a otro nos coloca frente a un devenir de incontables imágenes del mundo y de los otros. A diferencia de los entornos rurales o las localidades de poblaciones pequeñas, la ciudad es el escenario por dónde desfilan infinidad de rostros, de individuos extraños, itinerantes, pasajeros; no sabemos sus nombres ni su historia personal, ni su proveniencia y mucho menos sus intensiones, sin embargo pueden encantar, intimidar o hacernos cambiar de acera; muchos de ellos nos darán una historia para contar, historias de maravilla o de terror, sus cuerpos han hablado por ellos sin que les hayamos si quiera conocido su voz.

Si la vestimenta o el estilo corporal definen en realidad quien somos no es algo en lo que podamos apostar, los rasgos de la personalidad inscritos en nuestras decisiones vestimentarias se presentan como certezas para nosotros y ambigüedades para los otros, lo contradictorio de esta disparidad de teorías es que en general la mayoría piensa que la apariencia es una construcción y que por tanto no podemos fiarnos de ella, pero aun así continuamos leyendo a los demás por su aspecto exterior y con ello por su manera de vestir. Si intentáramos hacer un rastreo de esta situación encontraríamos que no siempre fue así y que  la forma en que creemos hallar la verdad íntima del otro a través de la interpretación de sus maneras más externas, es una condición heredada de un tiempo precedente como muchos de los valores que rigen la actualidad de cualquier sociedad.

Desde su misma etimología la palabra persona proviene del término latín personare que referido desde el teatro griego significa «aquello a través de lo cual llega el sonido»; es decir, la máscara de un actor. Esta es la raíz de «personalidad«, categoría que utilizamos para hacer público lo que define nuestra subjetividad, para interpretar nuestro rol social; dado que las identidades no surgen desde la individualidad o el aislamiento sino desde la interacción con el otro, de las experiencias colectivas, del contacto directo con otros cuerpos, sumado al contexto, los valores de época y la herencia histórica y cultural, de allí que el papel del vestido en la construcción de la identidad sea tan decisivo como metáfora visual de la personalidad.

A lo largo del tiempo han surgido diferentes narrativas que vinculan la imagen con la identidad, pero como hablábamos anteriormente, no siempre fue así: para los hombres y mujeres del siglo XVIII, los trajes, las pelucas y el maquillaje no estaban destinados a expresar un Yo íntimo, solo asistían al simple goce de la imagen por la imagen, la idea de un sujeto divido en un afuera y un adentro no era siquiera contemplada. Sería el siglo XIX, con el advenimiento del romanticismo, quien sentaría la base de nuestra actual visión del mundo frente a la lectura del otro, un ser interior que se revela en el aspecto exterior, una verdad interna que debe ser develada mediante la observación e interpretación de los rasgos de la cara, las posturas y las vestiduras. Discursos científicos como la frenología exacerbaron esta convicción, ya que su fin último era establecer una relación entre los rasgos de la cara y el cráneo con la personalidad, el desarrollo intelectual y la criminalidad, arrojando como consecuencia crudos estereotipos. Sin embargo, esta idea de un interior oculto, constituiría también una de las razones por la cuales la psicología y el psicoanálisis vieron su origen.

Como consecuencia del crecimiento de la urbe y el abandono de las maneras rurales que ponían al hombre cara a cara con un número ilimitado de personas, los individuos de la metrópoli deben convivir diariamente con el desconocido, con hordas de extraños que se cruzan en su camino y con los cuales debe relacionarse por segundos o minutos; la única certeza de sus intensiones es aquella que ofrece su quinesis y su vestir. Una serie de códigos culturalmente establecidos unidos a un imaginario social, serán los encargados de brindar esa conciencia anticipadora que nos permite enfrentar el presente.

Sin embargo estos códigos vestimentarios pueden también leerse como coercitivos en la medida que reglamentan las conductas sociales, ya que determinan el cuándo y el cómo en el uso de las prendas y dispositivos de transformación corporal en un contexto determinado. Los cuerpos que no se conforman, los que saltan las convenciones de su cultura y no llevan las prendas “apropiadas” serán considerados subversivos al interior de su espacio social, su decisión de no seguir las normas puede ser interpretada como rebelión y corren el riesgo de res excluidos, amonestados o ridiculizados como ha sido el caso, por ejemplo, de las manifestaciones estético vestimentarias de las contraculturas juveniles.

Como consecuencia, el Yo moderno está extremadamente interesado en la impresión que de él tengan los demás, usando su apariencia como una suerte de propaganda de sí mismo, una tarjeta de presentación que pone en evidencia no solo una distinción de clase u oficio, sino nuestras más profundas aspiraciones. Los estudios de mercadeo apuntan a una clasificación de las personas a partir de diferentes niveles fácilmente discernibles e identificables, como son los estilos de vida, donde rituales y hábitos cotidianos se convierten en filosofía personal y facilitan agrupaciones a partir de similitudes y diferencias asociadas a descripciones verbales.

Como ejemplo puntual de estas lecturas deterministas está el trabajo que se realizó por varios años por el Future Concept Lab y en particular el realizado por Inexmoda Instituto para Exportación y la Moda en la ciudad de Medellín. Una sección del proyecto llamada Signals Activity, consistía en un monitoreo fotográfico continuo en cuarenta capitales de consumo con el fin de revisar los patrones de consumo, estilos vestimentarios y preferencias de grupos específicos de la población. Este monitoreo fotográfico por algunas ciudades de Colombia fue realizado bajo el reconocido término street vision, y consistía en hacer una búsqueda  de personas que encajaran en unas caracterizaciones preestablecidas, tomarles una fotografía y devolver esta información a Europa para ser procesada y publicada bajo la forma de un informe de tendencias. Lo particular de este registro, eran precisamente aquellas caracterizaciones importadas, en donde cualquier manifestación propia del lugar que no se relacionara con ellas quedaba excluida. Denominaciones como Zapping “oscilación” urbana, de mente consiente, macho flexible, correspondían según la “investigación” a los estilos de vida y actitudes mentales de los personajes seleccionados para representar la categoría; cualquier de nosotros podría aparecer entonces tras haber sido fotografiado de manera casual en la calle, reseñado con una serie de características referentes al gusto musical,  lugares predilectos para relacionarse y todo una actitud ante la vida leída solo a través de nuestra vestimenta un día cualquiera en un lugar cualquiera.

Identidades expandidas e indeterminadas

En contraposición a este síntoma de clasificación, estereotipo y definición de límites radicales,  encontramos el concepto de supermercado del estilo promovido por Ted Polhemus, antropólogo, investigador y asesor, experto en culturas emergentes, para él, el momento contemporáneo, caracterizado por la confusión, la diversidad y el eclecticismo promueve la posibilidad de surfear entre la geografía y la historia para hallar nuevas realidades en la mezcla de ambas, mestizaje y reciclaje abren un abanico de posibilidades difíciles de acotar en categorías. En el supermercado del estilo, afirma Polhemus, toda la historia de los estilos callejeros, desde los zooties a los Beatniks, de los Hippies a los Punks, están alineados en multiplicidad de opciones como si fueran latas de sopa en los estantes de un supermercado. En este punto, lo ideológico queda relegado a un segundo plano frente a la oferta estética, facilitando así la elección y recombinación, una promiscuidad estilística sin profundos cuestionamientos.

Las identidades grupales ampliamente difundidas en la segunda mitad del siglo XX y comúnmente asociadas a géneros musicales, fanatismos literarios o cinematográficos, prácticas sexuales, nostalgias del pasado y fantasías del futuro, posturas reflexivas, inconformistas o satíricas frente al presente casi siempre de carácter marginal, frente a la cultura dominante, se conjugan hoy en día en un nuevo lenguaje. Los escurridizos términos que les define como contracultura, subcultura o tribu urbana (para no adherirnos con ningún término, ya que todos tienen sus validaciones y sus imprecisiones) se reducen a simples adjetivos, donde el cabello, las prendas, los accesorios y el maquillaje pueden aludir a identidades tan disímiles como el punk, el hipismo y el pop más comercial dentro la gramática vestimentaria de un solo individuo, mezclados y sampleados para generar otras melodías y por supuesto otros significados. En el que podríamos llamar el proyecto del cuerpo de los siglos XX y XXI, donde éste es tomado como materia de transformación por otras vías muy diferentes a las establecidas en el pasado, nuestra forma de vestir se convierte en pieza clave de dicha transformación.

Yendo un paso más allá en la idea de vestido como envoltura social del cuerpo, el cuerpo actual y en especial el cuerpo joven atraviesa una situación histórica particular y, aunque en años anteriores la cultura juvenil elaborara un constante remapeo de las posibilidades expresivas del cuerpo, de los años veinte hasta cada manifestación subcultural engendrada en las calles desde los años cincuenta, el momento corporal actual se caracteriza precisamente por no tener espacio para su corporeidad condenado a expandirse solo dentro de los límites de su propia carne.

Para explorar esta idea de expansión recurramos a Julián González y su texto el cuerpo joven no flota hace surfing. En él, González nos conduce a pensar en cómo la guerra, las crisis económicas o la violencia urbana, los accidentes de tránsito o la amenaza del SIDA, nos devuelven al cuerpo, nos recuerdan la vulnerabilidad del cuerpo, (González, año desconocido: 32), y como empujados por la conciencia cotidiana de dicha vulnerabilidad que liga con la posibilidad objetiva de la muerte violenta (por enfermedad o guerra), algunos jóvenes urbanos invaden los nichos que en la ciudad les permiten construir un repertorio amplio de experiencias de comunicación corporal (González: 32). su reflexión apunta a como en el espacio actual, espacio disuelto por la velocidad del desplazamiento, el cuerpo ha cesado de expresarse a través del esfuerzo físico sobre el espacio, este cuerpo vital no trabaja más el espacio sino que lo elude utilizando la máquina. “Ante la desaparición del cuerpo esforzado que experimentaba el mundo con su trabajo físico no queda otra alternativa que simular la experiencia de in-corporarase” para él el sentido por el cual logramos dicha incorporación es el tacto; la piel recrea la ilusión del espacio vivido por medio de todo tipo de intervenciones y sensaciones a las cuales la sometemos a diario, la piel recrea el esfuerzo, el dolor y la velocidad que perdimos tras la urbanización de nuestro espacio animal, la ropa, las telas, el viento que rodea al cuerpo, el sudor en el gimnasio, el sol del bronceado, el tatuaje permiten vivir la ilusión del cuerpo integrando el espacio.

Al igual que en el surfing, los cuerpos de estos jóvenes urbanos recrean una experiencia de vértigo, riesgo de muerte, exhibición personal y juego en que se resiste, se aprovecha y se vence las olas del fluir urbano.

En la contemporaneidad, los cuerpos urbanos, en especial los jóvenes son cuerpos hipersensibilizados que reflejan lo sobreexitación actual a la que son abatidos los sentidos. En distintos momentos, en diferentes ciudades, manifestaciones juveniles extraordinarias se han tomado las calles. Como ejemplo singular de estos cuerpos desbordados, los jóvenes japoneses de la calle Harajuku en Tokio roban las miradas estupefactas del mundo en lo que pareciera ser un teatrino de las incontables posibilidades estilísticas que unos cuerpos con las mismas características fenotípicas pueden llegar a desplegar. En ellos la idea de surfear por la geografía y la historia de la que habla Polhemus se hace evidente además de la imposibilidad de precisar un concepto claro de identidad, ya no vista más como esencia sino como experiencia: ¿identidad cultural, identidad étnica, identidad local, identidad de género? Y más aún ¿qué será entonces lo otro, lo diferente, lo extraño? En su artículo Contra identidad, Jorge Melo explica como el proceso de vínculo con el mundo externo no es nuevo, lo local está hecho de elementos universales y es allí donde las ideas de lo supuestamente autóctono se desdibujan.

Pero no solo los cuerpos jóvenes experimentan la indeterminación identitaria, en ellos el simple hecho de merodear por varias identidades se hace más evidente al existir una permisividad selectiva de la sociedad para que este merodear se lleve a cabo sin la desaprobación moral. En países como el nuestro marcados por siglos de migración y mestizaje hablar de identidad nacional en las prendas que usamos, apela más al hecho de en las sociedades modernas el turismo encuentra atractivo lo diferente, lo otro, lo exótico, lo extraño, lo típico, lo mágico, reduciendo lo que consideramos rasgos puramente nacionales a lo indígena y artesanal, a los mitos del folclore regional y en nuestro caso particular, el dudoso imaginario de la raza antioqueña. Es evidente que nadie se viste con el traje típico de nuestra región y en realidad nunca se ha hecho, por tanto, como afirma Melo, existe una incapacidad para definir identidades que no sean basadas en las diferencia.

En conclusión, si el objeto vestimentario en si espacial naturaleza íntima, tiene la capacidad de definirnos frente a lo colectivo, de reinterpretarnos frente a la mirada del otro, una comprensión sabia de sus incontables formas expresivas nos puede direccionar hacia esa mejor sociedad a la que apunta nuestra disciplina. Por lo menos desde la academia, una formación en la diferencia podría ser un aspecto clave para superar el prejuicio y la distancia que tantas veces nos impide aproximarnos a esa sociedad heterogenea para la cual trabajamos.

Baudrillard, Jean (1980). El intercambio simbólico y la muerte. Caracas: Monte Ávila editores.

Escudero Chauvel, Lucrecia (2001). presentación EN: deSignis: La moda representaciones e identidad. P.19- 27. Barcelona: Gedisa. Nº 1, septiembre de 2001.

Gonzalez, Julián. El cuerpo joven no flota: hace surfing. EN revista Viceversa, Nº 35.

Lipovestky, Gilles (1990). El imperio de lo efímero. Barcelona: Anagrama.

Melo, Orlando (2006). Contra la identidad. EN: Revista el malpensante, Nº 74, noviembre-diciembre.

Volli, Ugo. ¿Semiótica de la moda, semiótica de vestuario?.  EN: deSignis: La moda representaciones e identidad. P.253 – 263. Barcelona: Gedisa. Nº 1, septiembre de 2001

Turkle, Sherry (1997). La vida en la pantalla: la construcción de la identidad en la era del Internet. Barcelona: Paidos.

manizales 2009
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medellín 2010
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medellín 2009
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40 comentarios sobre “El vestuario como identidad, del gesto personal al colectivo

  1. me encanta leer esta entrada… estoy haciendo un trabajo de investigacion justamente de algo parecido… ojala me pudieran ayudar con alguna bibliografia!! felicidades!!

    1. Me parece muy interesante el artículo, precisamente estamos hablando con los chicos sobre EL LENGUAJE DE LA MODA A TRAVÉS DEL TIEMPO, qué es lo que queremos decir y a quién cuando elegimos nuestro estilo, en relación a la moda, los accesorios que acompañan el vestido, entre otros…

    2. Mi manera de vestir dice mucho de mi manera de pensar; cuando una persona; (hombre; o mujer); se ajusta; o se CIÑE una prenda a su cuerpo; practicamente se DESNUDA; entonces mejor salga en pijama.
      Sabia usted porque los jueces de LAS ALTAS CORTES,cuando van a dar su dictamen; o a legislar; utilizan LA TOGA?; inclusive en los actos de GRADUACION? ; pues resulta que LA TOGA (esa tunica larga); ES UN SIMBOLO DE AUTORIDAD.
      Mientras que las prendas convencionales; (el vestido de saco y corbata) dan también un mensaje; y cada detalle y diseño comunica algo?.

  2. En mi opinión una de las principales razones para escoger nuestra vestimenta es la identidad de imagen, si nos identificamos en el momento que nos la venden seguramente la compraremos. La moda siempre estartá seguida de perjuicios y siempre sorprende a la sociedad, me parece que nunca será diferente .

    1. Dicen los expertos; que en diseño; cada linea, cada SIMBOLO; cada detalle comunica algo; y da un mensaje. Y muchas veces utilizamos algunas prendas solo porque estan de moda.

      1. Es cierto que con nuestro modo de vestir damos un mensaje no verbal; pero que si tiene una fuerte incidencia.
        Por eso es que los JUECES cuando van a dar su Dictamen; su veredicto; UTILIZAN LA TOGA ; que es un SÍMBOLO des AUTORIDAD; y de GERARQUIA. Y por eso también es utilizada la TOGA en los eventos de Graduación.
        Las modas que nos han impuesto; comunican es: AGRESIVIDAD (puntas de los cuellos de las camisas y los cachacos de los hombres ; los PUÑOS). Abuso; y humillación ( como el uso de la corbata; con su simbolgia; y todo lo que enseñan con la neurolinguistica, y la semiología).
        Me parece más DECENTE, y DIGNO; un atuendo que No comunique tanta agresividad; como un vestido estilo TOGA; o como comentan algunos; una falda al estilo escocés. No una minifalda; ni una falda CEÑIDA; porque se estaría incurriendo en el mismo error; (pues al menos para un hombre).

  3. Me parece interesante haberle metido el diente a la moda desde lo interdisciplinario: la historia, la geografía, la antropología, la lingúistica, la semiótica del lenguaje y de la imagen. Felicitaciones. Eduardo Rosero Pantoja, filólogo y compositor colombiano.

  4. Yo no estoy convencido con lo aqui reflejado, pienso sinceramente que hay muchos aspectos que no han podido ser tomados en cuenta. Pero valoro mucho vuestra exposicion, es un buen articulo.
    Saludos

  5. Hola, me gustaría que me proporcionaras tu correo electrónico para hacerte una consulta sobre una tesina que estoy haciendo. Te lo agradeceré mucho y gracias.

  6. Me ha gustado tu artículo 😀 Yo tambien estoy haciendo un proyecto de investigacion sobre la moda pero visto desde un punto histórico y enfocando este desde la era colonial en Lima, Perú .

  7. Hola, estoy realizando una investigación sobre la decodificación cerebral del vestuario y su inclusión para el estudio en la psicología, Encontrar referencias científicas en procesos cognitivos asociados, ha sido menos tedioso, sin embargo, sobre el concepto de vestuario, ha sido muy duro, porque, en las revistas los autores describen su subjetividad sin apoyarse en situación teórica, por ello:

    Esperaba si es posible para ti, que pudieras apoyarme con bibliografía, específicamente necesito un amplio bagaje de «definiciones de vestuario» y «semiótica del vestuario», para crear las bases semánticas y teóricas del escrito

    Tu blog es excelente, aún más por el rigor académico, razón por la que te consulto

    1. Posiblemente este argumento ayude un poco.
      Por anatomía el pantalón es más afín y concuerda mas con la anatomía de la mujer que con la anatomía de los varones; hace menos de 500 años las mujeres y los hombres nos vestiamos con FALDAS; el pantalón fue utilizado para DISCRIMINAR; abusar, y humillar a la mujer.
      A raiz de la imposición del uso del pantalón para los hombres; a los varones nos abusaron; porque nos obligaron a orinar de pie;lo cual es totalmente ANTINATURAL, E IRRACIONAL; pues ningun ser humano se sienta en el sanitario o retrete; y hace la deposicion; y luego se para a orinar de pie; pues como ustedes saben muy bien; los 2 esfinter se abren sincronicamente;o al mismo tiempo; el hombre cuando va a orinar de pie; además de que ensucia el baño;dicen los médicos que se daña la PROSTATA.
      La prenda más agresiva contra la SALUD; INCOMODA; y dañina contra el medio ambiente es el pantalón; y de manera muy especial para los varones. Ninguna parte del cuerpo de un varón se maltrata; ni se machaca; ni se magulla tanto como los genitales masculinos. La costura central que une las piernas del pantalón llamada TIRO; porque todo el tiempo tira; y entonces tiene que estar sacando el pantalón de entre las NALGAS; y de entre las piernas. Los calzoncillos; son como una ferula; que mantiene los genitales INMOVILIZADOS, MAGULLADOS, MACHACADOS;Y RECOCINADOS; propiciando condiciones ideales para el desarrollo de las llamadas enfermedades modernas de los hombres: impotencia, esterilidad, problemas de Prostata; y posiblemente hasta el cancer del testiculo.
      La correa o cinturon es un torniquete; que impide la buena irrigacion sanguinea; afectando el buen funcionamiento de: el aparato digestivo, el sistema urinario; y el aparato reproductor.
      Para vestirse un varón; un hombre; La FALDA CIRCULAR o al estilo escocés; es la prenda más SALUDABLE, comoda y amigable con el medio ambiente. Es la prenda que tiene un tiempo de vida util enorme; y para su elaboración solo requiere de 2 o 3 operaciones; y sus costos y mantanimiento son infimos; pues solo tiene que cortar la cintura; mide el largo de la falda; corta el ruedo o bajo; y hace los 2 dobladillos y ya esta lista; vale la pena aclarar que las faldas; (para los hombres;y para las mujeres da igual) ; pero siempre se deben usar con su respectiva enagua; y preferible a la rodilla. Una falda solo tiene 2 inconvenientesn pero es más bien mal diseño, o mala elaboración de la prenda; si la falda es muy corta; no le tapa ni le cubre casi nada; y es posible que se la levanta el viento; y si la falda es muy ESTRECHA, O MUY ANGOSTA; no le deja caminar bien; ni subir las escalas; entonces les tocaria andar de RODILLAS; y/o, pidiendo AYUDA; pero una falda circular o al estilo escocés a la rodilla y tan anchas como las quiera usar; NUNCA le dara ningun problema. Además las faldas para los hombres no llevan volantes boleros, ni estampados tipicamente femeninos; ni encajes; y tampoco usan cierre, ziper o cremallera.
      El pantalón es todo un atentado contra la SALUD y la masculinidad y contra el medio ambiente; su tiempo de vida util es fugaz; muy corto; casi siempre lo primero que se daña es el ziper o cremallera; se rasga por el tiro; y se desgasta en las NALGAS; y en la entrepierna. Y los costos y la gran cantidad de operaciones para su elaboración es mucho mayor que el bajo costo que se requiere para hacer una COMODISIMA FALDA CIRCULAR O AL ESTILO ESCOCÉS.
      Muchas gracias por su atención

  8. ¡Hola! ¿En qué página de tu libro se encuentra este fragmento para hacer una cita en mi trabajo de investigación?
    Al vestirnos, preparamos nuestro cuerpo para el mundo social; por medio de la ropa que elegimos y su combinación creamos discursos sobre el cuerpo: aceptable, respetable, deseable, violento o abyecto. Nuestro modo de vestir denota indefectiblemente una toma de posición, tanto en un sentido de inclusión (a un grupo, una identificación con un género musical), de exclusión o diferenciación frente a un referente establecido (familia, compañeros de estudio, otros jóvenes del barrio). De esta manera, como artefactos culturales, el vestuario y los diferentes elementos de decorado corporal se convierten en vehículos de expresión, símbolos de identidad y declaraciones de una preferencia estética, nuestros cuerpos vestidos hablan y revelan una cantidad de información sin mediación de las palabras.
    Necesito el número de página por favor.

  9. ¡Hola! Quisiera saber si en tu libro tocas el tema del calzado a más profundidad, mi tesis trata de esa concepción entre identidad personal y moda (relacionada más que todo con el calzado) y quisiera saber si hay algo más de eso en tu libro. Te agradecería montones.
    Por cierto, muy buen artículo.

  10. El pantalón fue utilizado para DISCRIMINAR, abusar y humillar a la mujer.
    Las FALDAS; y los VESTIDOS CON FALDA, para los varones; SON UNA GRAN NECESIDAD; por salud, por respeto y por comodidad.
    Por tradición y desde siempre los hombres se habían vestido con faldas, solo hace 500 años que nos obligaron a usar el horroroso e incomodo pantalón.
    Ademas con el uso del pantalón el hombre ha terminado orinando de pie lo cual es totalmente antinatural. Las Faldas y los vestidos con faldas para los hombres son suprema-mente SALUDABLES, CÓMODOS Y CONFORTABLES.
    Por salud y comodidad mejor usar FALDAS O VESTIDOS CON FALDA PARA HOMBRE .
    Hay una GRAN NECESIDAD POR ATENDER entre la población masculina; y esta muy relacionada con la SALUD; y la calidad de vida de los varones;
    Las faldas para los varones son una gran NECESIDAD; por salud, por respeto y por comodidad.

    El pantalón es la prenda menos adecuada para un hombre; el calzoncillo bóxer, hace las veces de férula en los genitales, (propiciando mal funcionamiento, y discapacidades); el calzoncillo bóxer mantiene los genitales inmovilizados ; magullados y machacados; la costura central del pantalón maltrata, magulla e incomoda todo el tiempo los genitales; la correa o cinturón hace las veces de torniquete, y obliga al corazón a bombear la sangre con mayor esfuerzo, (para vencer la contracción que hace el torniquete), y por mala irrigacion sanguínea afecta: el aparato digestivo, el sistema urinario, el aparato reproductor. Ademas con el uso del pantalón el hombre ha terminado orinando de pie lo cual es totalmente antinatural. Las Faldas y los vestidos con faldas para los hombres son suprema-mente SALUDABLES, CÓMODOS Y CONFORTABLES. El pantalón, el calzoncillo ajustado, la costura central del pantalón, y la correa o cinturón, están promoviendo las enfermedades modernas de los hombres: IMPOTENCIA, ESTERILIDAD, PROBLEMAS DE LA PRÓSTATA Y POSIBLEMENTE CÁNCER DEL TESTÍCULO.
    Ninguna parte del cuerpo del varón se magulla, ni se machaca; ni se maltrata tanto como los genitales.

    Lo mejor es lo original es el hombre quien debe volver a modelar pudor respeto y decencia; y no existe una prenda más cómoda; saludable; y decente para vestirse un hombre como una falda al estilo escocés; o un vestido con faldas al estilo toga; inclusive la falda circular; o semicircular es muy ergonómica, fácil de elaborar, económica y funcional

    Las faldas para los hombres deben tener la pretina mas ancha, mas o menos 6 o 7 cm; las faldas para los hombres no llevan cierre o cremallera; no tanto detalle de adornos y decorativos. Deben ir colgadas de la camisa con una botonadura por dentro de la pretina. La pretina lleva los 4, o 6 ojales, de 2.5 mm; y los botones van pegados en la camisa, con un refuerzo por dentro de la camisa; para evitar el uso del torniquete , (correa o cinturón ). Siempre deben llevar su enagua o falda de debajo, (en tela mas liviana)

    Claro que lo que si se debe hacer es marcar la diferencia entre el atuendo masculino y el atuendo femenino. Por ejemplo las faldas para los hombres deben ser muy sencillas, y preferiblemente con prenses al frente y por atrás; para que no se ciñan los glúteos; ni los genitales; tampoco irán con boleros, volantes, o encajes; ni estampados típicamente femeninos

    El pantalón se desgasta en las nalgas; y la costura del tiro en cualquier momento le puede dejar en gran vergüenza; el cierre o cremallera es lo que primero se daña, y los ajustes que le tiene que hacer en la cintura; y las botamangas. Una falda hasta la puede rediseñar y modificar con extrema facilidad; si por algún caso depronto se le suelta el ruedo o bajo.

    El tiempo de vida util de un pantalón es supremamente corto ; mientras que el tiempo de vida util de una falda es mucho mayor; bajo los criterios de ergonomía; economía ; y ecología, no hay punto de comparación.
    Y si evaluamos la gran bondad; y generosidad de las faldas con el medio ambiente, es supremamente valiosa.
    La vulnerabilidad de un pantalón es extrema; mientras que la favorabilidad de una falda es Enorme.

  11. Mi manera de vestir dice mucho de mi manera de pensar; pues con nuestro atuendo o vestido; y ademanes y acciones damos mensajes no verbales; que inciden y afecta positiva o negativamente nuestras relaciones y estilos de vida ; que inclusive trascienden en el aspecto de la salud física y emocional.

  12. hola muy buena información la verdad me encanto leer sobre la gestualidad del vestuario y todo lo que identifica a las personas de su propia manera de vestir, o sea que tu aspecto puede hablar mas de ti que tus propias palabras…

    lo recomiendo un 10/10
    me gustaría saber un poco mas al respecto de este tema no solo por la investigación que estoy haciendo si no por que la verdad artículos así son los que deberíamos de leer nosotros los jóvenes
    si alguien tiene información mas profundizada del tema por acá les dejo mi correo electrónico me gustaría del toda su ayuda
    marlen-25-12-07@hotmail.com

  13. Me encanto el articulo, soy docente en Asunción Paraguay y estoy ideando una investigación con mis alumnos de jardin en torno a la vestimenta, diseño, tipo de producción, materia prima, identidad, relación con el contexto sociocultural y regional, clima, evolución etc. Quisiera saber si es posible contactar con el proyecto para ayudarnos a pensar este transitar con los niños y niñas.

    1. Esta sería la citación correcta: Fernández-Silva, C. (2013). El vestuario como identidad, del gesto personal al colectivo, EN, De vestidos y Cuerpos (pp. 45-60). Universidad Pontificia Bolivariana.

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